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Mar del Plata, Buenos Aires, Argentina

domingo, 20 de abril de 2008

RURALIZAR LA CIUDAD, DEBIDO A LA CÓMODA NEGACIÓN DE LAS MASAS, UN NO VER, NO ESCUCHAR, NO SENTIR

Con frecuencia se omite decir que las ciudades, gobernadas por seres humanos, son el causante de la desocupación, pobreza e indigencia, pues aquellas contribuyen de modo desproporcionado a recibir gente sin contar con la infraestructura adecuada para “hospedarlas”, escuelas, hospitales, sistemas cloacales, luz entre otros. Se vuelve literalmente imposible generar trabajo, educación y bienestar para todos.

Entre las consecuencias, podemos resaltar redes de actividades ilícitas que promueven las drogas, la prostitución, los malos hábitos e inmoralidad.

Tampoco se añade que poco menos de la mitad de la población argentina, vive en barrios selectivos y románticos, con todos los servicios básicos cubiertos, agua (potable, caliente, tibia y fría), energía eléctrica, gas, por nombrar algunos. Mientras tanto, pocos son los que pueden vivir en sus casas amenazados por “adornados” árboles antiguos y jardines que simulan el Edén.

Lo que nunca se menciona es que a medida que más personas se trasladan del campo a las ciudades, parecen olvidarse de aquellos rituales místicos y antiguos que se solían practicar en los orígenes de la nación Argentina. Saludar al vecino con un gesto educado en el cotidiano compartir. Apretarse la mano al saludar “rindiendo un enfático presente”, decir buen día y muchas gracias. Hacer honor al Pacta Sunt Servanda, hacer lo correcto sin pensar si esta codificado o no.
Lamentablemente aquello denominado “clan natural”, ha pasado incluso a llamarse “contrato matrimonial” en las ciudades.

Se podría proponer el siguiente tópico a debatir en la sesión más próxima de la Asamblea General de las Naciones Unidas, lo titularía;
“Evidentemente, resulta aún más que necesario hallar una solución para ruralizar las ciudades”. Sería nocivo tratar de diseminar la idea de urbanizar el campo bajo las lógicas predominantes.



No es equivocado pensar que los gobernantes de mi ciudad pueden cambiar muchas cosas, porque en teoría poseen las herramientas más operativas y eficaces, el dinero y la logística.
Pero tampoco es menos acertado sostener que los gobernantes no son más que el reflejo de la sociedad.

¿Qué es lo que diferencia a las personas, más allá del género, las costumbres y la nacionalidad?. He ahí el obvio tabú, todos sabemos que existe pero pocos hacen especial hincapié¬: La educación.

En su gran mayoría aquellos que logran la denominada “felicidad humana” (que no es eterna ni permanente) han logrado complementar naturaleza y cultura, bien y valor respectivamente. Hayan encontrado en su camino la posibilidad de estudiar o no, han hecho fruto y jugo de sus posibilidades con gran esfuerzo y perseverancia. Por lo general, conocen quienes son, de donde vienen y a donde es que van.

Algunos tendrán la necesidad de ver a sus ciudades convertidas en centros cosmopolitas, pudiendo comprar exclusivas marcas de ropa, ver repetitivos programas de televisión, vivir con libertad de hacer y deshacer a gusto.
Mi prototipo de ciudad, es simplemente aquella donde su sociedad no piense que es libre, cuando en realidad es presa de las nuevas tendencias, la droga-dependencia, entre tantas otras cosas; una sociedad inmune a los “New Concepts”, los nuevos dioses de esta época.
Una ciudad donde todos y cada uno de sus habitantes esté educado en valores como la paz y no la guerra; la solidaridad y no la lástima, la justicia y no lo funcional; la verdad y no el engaño o la mentira.

…Se vuelve evidente la crisis institucional que sufren las escuelas.
Las raíces últimas de la crisis son raíces en las ideas, en el pensamiento; la crisis antes que comercial es económica, antes que económica es política, antes que política es crisis de valores. La principal fuente de valores, la familia, a veces por varias razones ausente.
La crisis en mi ciudad, se puede traducir en la cómoda negación: un no ver, no escuchar, no sentir, renegar y escapar a la naturaleza humana, buena con el prójimo, saludable, constructiva. Bien vale recordar que el acto propiamente humano es valorante, y lo que es individual se vuelve al tiempo social, económico, político, cosmovisional.

…Un pueblo sin educación y cultura, no es pueblo, es simplemente un conjunto de seres. Si no conoce sus raíces, no es pueblo, son simplemente habitantes. Puntualmente en mi ciudad, parece que muchos adolescentes nos vemos extranjeros en nuestra propia tierra, sin conocer nuestros próceres, nuestras costumbres y nuestro idioma.
Se necesita eficaz inversión en este “negocio” que no falla, educar a nuestros futuros líderes y profesionales, instruir a muchos de nuestros maestros actuales, facilitarles la tarea. Dignificar a los docentes, reverenciarlos a través del apoyo económico, para que sus clases y su espacio laboral estén equipadas como es debido.

…Recordemos que las utopías, las quimeras, los sueños, no ocultan la realidad ni la reflejan, sino que por el contrario, pretenden transformarla.
A esta altura, no sirve realizar módicos cambios, si no existe un compromiso estatal y social en conjunto. No podemos continuar realizando los mismos actos esperando diferentes resultados, es hora de destinar a la educación los fondos y la importancia que necesita.

…Debido a la aparente ausencia del estado, y gracias a mucha gente iluminada podemos ver como las ONG´S estas instituciones, asociaciones civiles, grupos barriales, realizan programas y eventos que ayudan a democratizar a la sociedad, educarla e instruirla. Se encargan de la sociedad en su conjunto, los más necesitados y los más pudientes, aquellos donde la lucha día a día es comer y arroparse, pero también de aquellos que no sufren necesidades. Eso es lo importante de la educación, la razón por la cual necesita de tanta inversión, todos la necesitamos. Sin importar el género, la edad, la religión o la etnia de la que provenimos.
Si bien, lo ideal tal vez sería que estas instituciones no tengan necesidad de existir, debido a que muchas veces se desempeñan dentro de una materia que le compete al gobierno nacional y provincial, una vez más se prueba por si sola la existencia de la crisis educativa; y en respuesta a eso emergen decenas de organizaciones dedicadas a mejorar la sociedad.

Así como Sudáfrica ha vivido un período oscuro donde el color de la piel parecía ser más importante que cualquier otra cosa, da la sensación que mi ciudad esta inmersa en un oscurantismo donde muchas escuelas no tienen los elementos básicos humanos o materiales para enseñar, e instruir a sus alumnos.

Los motivos de la inequidad educativa parecen ser tan diversos como estructurales, desigualdad social, financiamiento dispar y escasa capacitación docente para los grupos mas vulnerables.
El problema de la educación se advierte rápidamente en las escuelas donde asisten los alumnos más pobres, los docentes no tienen mucho apoyo oficial, por lo general son inexpertos, cuentan con pocos materiales didácticos y trabajan en edificios inadecuados.
El resultado es sencillo, los chicos que arrastran dificultades para seguir en la escuela por motivos socioeconómicos reciben la educación que sus recursos les permiten y tienen mayor probabilidad de abandonar su recorrido escolar. Y para colmo, como la gran mayoría de los estudiantes, se ven afectados por medidas sindicales de diferentes gremios tanto docentes como auxiliares y no reciben los 180 días de clases estipulados por ley; ya de por si, una ley modesta y poco ambiciosa comparada con los programas de educación de otros países.
Es preciso destacar también la insuficiencia de jardines de infantes en zonas de emergencia, que impide a las familias darles el primer paso escolar a sus hijos, lo que representa una desventaja muy difícil de recuperar. Estamos en presencia de un círculo vicioso de la pobreza, de la inequidad pero también de la inacción, el peor mal que puede aquejar a una sociedad. Me veo obligado también a nombrar la falta de transportes, escuelas sin ventanas ni calefacción, desafíos cotidianos de los establecimientos de los barrios de mi ciudad.

Lamentablemente cada vez son más evidentes las diferencias sociales en nuestro país y la dispar oferta educativa entre escuelas privadas y publicas.
El sistema educativo, así como está, excluye estructuralmente a los chicos de sectores menos favorecidos. Cuando en realidad, la educación es gratuita, justamente para atender a los más necesitados, para crearles “una puerta hacia la autonomía y el bienestar”.
Lo que los sectores sociales menos pudientes necesitan, no siempre son enormes escuelas semejantes a las de sus pares de mayor nivel socioeconómico, sino escuelas que cuenten con todos los recursos y la organización necesaria para brindar una educación de calidad.
Más allá de la dotación de recursos, que en este ámbito son muy necesarios (no esperemos calidad sin inversión), y tomando en cuenta que el gobierno está intentando lentamente articular la política educativa con las políticas sociales para aliviar a la escuela de las tareas asistenciales; urge en mi ciudad, en mi país y en el mundo fomentar la participación de organizaciones de la sociedad civil con trayectoria en los contextos locales, para la reinserción de los niños y adolescentes en la escuela.
Si al mismo tiempo que se da la formación de contenidos académicos no se forma a los jóvenes en participación ciudadana, solidaridad y valores que llevan a una sana convivencia, también estamos atentando contra la calidad educativa.
Estas asociaciones no se equivocan cuando resaltan la necesidad y la importancia de empezar por los más chicos y por los menos favorecidos, otorgándoles oportunidades diferentes que les permitan compensar las deficiencias que acarrean como consecuencia de su origen social, cultural y económico. Sin dejar de atender a los jóvenes adolescentes, los lideres del presente y del futuro.

Al comienzo de mi escrito, escribía sobre la sociedad reflejada en el gobierno, por eso no hay lugar para dudas, existe en la Argentina “materia prima” para llevar el sistema educativo a los niveles más altos del continente y por qué no del mundo. Sólo hace falta seguir estimulando a la sociedad para que se convenzan de que la realidad amerita nuestra acción. Es inaceptable, que aquellas familias pudientes que envían a sus hijos a escuelas del estado no cumplan con el arancel mínimo estipulado.

Sin ser un experto en la materia, me convenzo día tras día, que deben de existir las escuelas bien equipadas para todos los niveles sociales, igual que las mejores, con una jornada extendida, con buenos maestros y profesores, y dando a todos los chicos la posibilidad de acceder a un desarrollo personal integral, a lenguas extranjeras, ciencia y tecnología.
Como afirma la coordinadora del Programa Nacional Educación Solidaria : Históricamente, en Mar del Plata y en la Argentina las escuelas han cumplido un importante rol de contención social, en ámbitos como la salud o la alimentación. Muchas veces, tener que suplir estas necesidades las ha desviado de su rol fundamental de enseñar. Todo eso se hace sin reconocimiento formal y entonces se cumplen a costa de disminuir a los alumnos la carga horaria de enseñanza. Otro inconveniente que atenta contra la educación eficaz.

Es sabido que hay cuestiones que por su esencia no pueden solucionarse únicamente con la voluntad de un gobierno o país, como es el calentamiento del planeta, o el agujero de la capa de ozono. También me pregunto, si realmente no es un problema mundial que haya países con índices alarmantes de analfabetismo y desocupación.
Si bien es comprensible lo contraproducente que seria permitir a los estados inmiscuirse en materia educativa fuera de sus fronteras, no anula el hecho de que la cooperación internacional es fundamental para poder ayudar a que el mundo esté cada vez más educado. Convenzámonos totalmente, el narcotráfico y el terrorismo, estos gemelos siameses de la muerte y la destrucción, el calentamiento del planeta, y otros muchos tópicos que la Asamblea General de las Naciones Unidas discute, se pueden apalear y frenar con la educación. Queda en evidencia que en mi país y en mi ciudad no podrán reducirse los índices de desocupación y analfabetismo sin mejorar e invertir constantemente en este área, vale resaltar que es también vital atacar la pobreza y la inequidad, ambas cuestiones también son fundamentales.
Por lo expuesto, es que me permito resaltar algunas otras cuestiones de índole internacional, y proponer una variante, en referencia a los préstamos y donaciones que el Banco Mundial realiza.
Sabido es que el Banco Mundial, hace grandes esfuerzos para destinar fondos a muchos países menos avanzados, en pro de fomentar el progreso y desarrollo mundial; cooperar con muchos gobiernos para alcanzar las metas del milenio para el año 2015.
Principalmente sería prudente seguir destacando que el denominado “Banco Mundial” no es un banco sino un organismo especializado. Esto debería atraer a los pocos gobiernos que no son miembros y maximizaría las posibilidades de poder ayudar.
Pero ¿de qué sirven los préstamos y donaciones sin un efectivo y estricto control de la implementación de esos fondos?. Aquellos países que reciben recursos de instituciones de crédito internacional, tienen que rendir necesariamente el destino de los mismos de una manera transparente e indiscutible. Si es posible, el mismo organismo debería seguir de cerca el destino que se le da, e implementar sanciones a aquellos estados que los desvíen hacia otras áreas que no sean educación, desarrollo social y comercio.
¿Por qué no inventar para los países en proceso de desarrollo una línea de créditos sin intereses o con modesto interés? (como se vienen otorgando) pero para uso y destino exclusivo en el área de educación, permitiendo que se utilicen fondos nacionales en otras cuestiones paralelas, como la pobreza, salud. ¿Por qué no inyectar a los sistemas educativos fondos suficientes para romper con el destino actual de muchas sociedades y catapultarlas hacia el siglo XXI?.

Acá es donde tengo la imperiosa necesidad de volver a destacar la labor de las ONG´S, que sostienen el delicado equilibrio institucional y humano de nuestra ciudad respecto a la educación, siempre buscando lograr sus objetivos de ayudar al estado en la ardua tarea de maximizar los recursos educativos.
Existen realmente muchas maneras de apoyar a estas entidades. No solo volviéndose partícipe activo de los numerosos programas que llevan a cabo, como pueden ser simulados de Naciones Unidas, debates respecto de políticas nacionales, apadrinamiento a chicos que no tienen la posibilidad de estudiar, apoyar programas de creación y mantenimiento de bibliotecas, programas de becas para profesores y alumnos, pasantías de inserción en el mundo laboral o cooperando con alguna suma de dinero y recursos, como pueden ser útiles escolares, libros, material didáctico, etc.
Personalmente propongo, impulsar desde alguna ONG, el debate de un proyecto de ley nacional para que las grandes empresas multimillonarias que invierten en la Argentina, estén obligadas a destinar una minúscula parte de sus ganancias a estas entidades, para que se apliquen al financiamiento de proyectos que generen beneficios para nuestra sociedad. Sería un monto minúsculo, pero eficaz, posiblemente insignificante pero necesario. No para “castigar” a las empresas, por el contrario, para premiarlas con la posibilidad de ayudar a los pueblos donde se instalan. Para que cooperen junto con el estado, la sociedad y los organismos de crédito internacionales a solventar los pilares de la educación, lisa y llanamente bien podrían instruir la mano de obra que han elegido.
¿Por qué no instar a las empresas privadas a crear fondos de inversión? justamente para que se “evolucione” esa mano de obra calificada que desesperadamente buscan en mi ciudad, como técnicos, ingenieros, entre otros. ¿Acaso no sería ideal que esas mismas empresas, por lo general provenientes de países del “primer mundo” financien la capacitación de sus futuros empleados?.

El hombre entra en crisis no sólo por creer en aquello que no merece ser creído, por valorar aquello que no es adecuado a su necesidad, sino por haber sido trabajado por una estructuración de la vida cosificante, perdiendo dignidad incluso frente a si mismo y volviéndose para si cosa entre las cosas y herramienta entre las herramientas .

Así como durante largos períodos se buscó urbanizar el campo argentino, hago prevalecer la idea de ruralizar mi ciudad. Volver a los rituales místicos y antiguos propios del origen de mi nación; saludar al vecino con un gesto educado del cotidiano compartir, apretarse la mano al saludar, decir buen día y muchas gracias, que no es otra cosa que priorizar la educación por sobre los cimientos de la postmodernidad en la que vivimos.

Si el secreto de la alquimia fuera el mundo conspirando para lograr nuestros sueños, por que no hacer conspirar al mundo para educar nuestro futuro.

Por Fernando Macias.



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